UN RELOJ MUY ESPECIAL - ¡ HUMANO !

miércoles, 12 de agosto de 2009

EL JARDÌN FLORIDO



El jardín florido

En un lugar que podría ser cualquier lugar, y en un tiempo que podría ser cualquier tiempo, había un hermoso jardín con manzanos, naranjos, perales y bellísimos rosales, todos ellos felices y satisfechos.

Todo era alegría en el jardín, excepto por un árbol profundamente triste.

El pobre tenía un problema: ¡No sabía quién era!

Lo que le faltaba era concentración, -le decía el manzano- "Si realmente lo intentas, podrás tener sabrosísimas manzanas, ¡mira qué fácil es!".

"No lo escuches" -exigía el rosal- "Es más sencillo tener rosas y ¡mira qué bellas son!"

Y el árbol desesperado, intentaba todo lo que le sugerían, y como no lograba ser como los demás, se sentía cada vez más frustrado.

Un día llegó hasta el jardín el búho, la más sabia de las aves, y al ver la desesperación del árbol, exclamó:

"No te preocupes, tu problema no es tan grave, es el mismo de muchísimos seres sobre la Tierra. Yo te daré la solución...

No dediques tu vida a ser como los demás quieran que seas.

Sé tú mismo, conócete... y para lograrlo, escucha tu voz interior."

Y dicho esto, el búho desapareció.

"¿Mi voz interior?... ¿Ser yo mismo?... ¿Conocerme?..." Se preguntaba el árbol desesperado, cuando de pronto, comprendió.

Y cerrando los ojos y los oídos, abrió el corazón, y por fin pudo escuchar su voz interior diciéndole:

"Tú jamás darás manzanas porque no eres un manzano, ni florecerás cada primavera porque no eres un rosal.

Eres un roble, y tu destino es crecer grande y majestuoso.

Dar cobijo a las aves, sombra a los viajeros, belleza al paisaje...

Tienes una misión: ¡Cúmplela!"

Y el árbol se sintió fuerte y seguro de sí mismo, y se dispuso a ser todo aquello para lo cual estaba destinado.

Así, pronto llenó su espacio y fue admirado y respetado por todos.

Y sólo entonces el jardín fue completamente feliz.

Yo me pregunto al ver a mi alrededor:

¿Cuántos serán robles que no se permiten a sí mismos crecer?...

¿Cuántos serán rosales que por miedo al reto, sólo dan espinas?...

¿Cuántos, naranjos que no saben florecer?

En la vida, todos tenemos un destino que cumplir y un espacio que llenar.

No permitamos que nada ni nadie nos impida conocer y compartir la maravillosa esencia de nuestro ser. ¡Nunca lo olvides!

- Autor Desconocido -

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